viernes, 22 de septiembre de 2017

¿Sabías que...las personas con Enfermedad de Alzheimer y otras demencias tienen hasta 10 veces más riesgo de desarrollar epilepsia?

¿Sabías que...las personas con Enfermedad de Alzheimer y otras demencias tienen hasta 10 veces más riesgo de desarrollar epilepsia?



El pasado día 21 de septiembre se ha celebrado el día mundial de la enfermedad de Alzheimer (EA). Estudios epidemiológicos han demostrado entre el 10-22% de estas personas desarrollan crisis epilépticas, si bien algunos estudios encuentran tasas de hasta el 64%. Por razones poco claras, la epilepsia se desarrolla con mayor frecuencia en los pacientes más jóvenes en general como crisis focales del lóbulo temporal y mioclonías. Además la presencia de crisis epilépticas o incluso de actividad epileptiforme subclínica, detectada durante registros prolongados que incluyan sueño, puede acelerar el deterioro cognitivo de estos pacientes.
 
Sin embargo, la epilepsia no afecta sólo a la EA, también a las otras formas de demencias como muestra un reciente estudio recién publicado en el Journal of Alzheimer´s Disease. En este grupo de enfermedades degenerativas hasta el 11,5% de pacientes desarrollaron epilepsia. La EA y la demencia con cuerpos de lewy (DCL) fueron las que con más frecuencia presentaban crisis epilépticas focales durante su evolución (13,4% y 14,7% respectivamente), mientras que en las personas con demencia frontotemporal (DFT) tan solo un 3% desarrollaban epilepsia.

La presencia de mioclonus era aún mayor, afectando hasta el 42,1%, siendo especialmente frecuentes en la DCL (58,1%).
Comparados con poblaciones de edad similar no afectados por demencia, las tasas de incidencia de crisis epilépticas se multiplicaban casi por 10 en EA y DCL y por 6 en DFT.

Las tasas relativas de convulsiones aumentaron con la edad de inicio más precoz en la EA, siendo el riesgo de hasta 127 veces superior en los casos de debut por debajo de los 50 años.

Las crisis comenzaron un promedio de 3,9 años después del inicio del deterioro cognitiva o motor, y el mioclonus comenzó unos 5,4 años después.

Para saber más:

1. Vossel KA, et al. Epileptic activity in Alzheimer's disease: causes and clinical relevance. Lancet Neurol. 2017;16:311–322. http://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S1474442217300443

2.- Beagle AJ, et al. Relative Incidence of Seizures and Myoclonus in Alzheimer’s Disease, Dementia with Lewy Bodies, and Frontotemporal Dementia. Cretin B, editor. Journal of Alzheimer´s Disease. 2017;60:211–223.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Aumento de intoxicaciones por cannabis en niños en Francia

Aumentan las intoxicaciones por cannabis en niños


Rodeado de una gran atención mediática, el cannabis se ha venido perfilando en los últimos años, como una sustancia potencialmente útil en el tratamiento de la epilepsia aunque aún hay que definir bien su potencial e indicaciones (ver entradas previas). La esperanza en estos efectos positivos ha disminuido la atención pública hacia los potenciales efectos negativos que esta sustancia tiene en la población, que pueden ser aún más presentes con cambios en los hábitos de consumo y en la legalización del mismo. 

Un aspecto especialmente preocupante y relativamente desconocido del uso del cannabis es el incremento de las intoxicaciones involuntarias en niños cada vez más pequeños, con un aumento de las presentaciones más graves, potencialmente correlacionadas con el aumento de la potencia de la resina de cannabis y la legalización de su consumo.

Recientemente se ha publicado un brote de intoxicación pediátrica por cannabis en relación con la despenalización en varios estados de los Estados Unidos. En Francia, donde su consumo es ilegal, las intoxicaciones con cannabis de niños pequeños están creciendo a una velocidad alarmante  y se están convirtiendo en una verdadera amenaza para la salud pública. Esta es la conclusión a la que han llegado los autores de un nuevo estudio publicado en la revista Pediatrics.

Este estudio nacional, retrospectivo y multicéntrico, incluyó 235  niños menores de 6 años con intoxicación confirmada de cannabis admitidos a departamentos de urgencia pediátrica en Francia entre los años 2004 y 2014. El 71% de los pacientes tenía 1,5 años o menos. Los ntomas que los llevaron a urgencias fueron el desarrollo de un cuadro neurológico agudo con ntomas como somnolencia excesiva, ataxia, hipo o hipertonía, convulsiones, estado comatoso, alteración de conciencia, agitación, euforia, y dilatación pupilar, que ocurrían en niños previamente sanos y febriles sin antecedentes previos.

Entre 2004 y 2014, las admisiones a departamentos de urgencia pediátrica en Francia por intoxicación inadvertida de cannabis aumentaron un 133%, y las llamadas a centros de control de intoxicación y envenenamiento aumentaron un 312%, mientras que para otras sustancias su aumento fue del 45%. En Estados Unidos, llamadas similares a estos centros aumentaron un 147% entre el año 2000 y el 2013, coincidiendo con la legalización del cannabis en algunos estados.

No solamente ha aumentado el número de casos totales, sino que cada vez hay más casos  graves. La gravedad de la intoxicación se evalúa con la Escala de Severidad de Intoxicaciones (PSS por sus siglas en inglés), que va de 0 (no hay envenenamiento) a 4 (envenenamiento fatal). La mayoría de los casos (72%) eran leves (PSS 1), el 11% moderados (PSS 2) y 17% eran severos (PSS 3). Afortunadamente, hasta el momento no ha habido casos mortales por intoxicación por estas sustancias. Los autores documentaron este aumento en la gravedad de los síntomas en los últimos años, con aumentos de la incidencia de coma del 4,35% de los casos de 2004 a 2009 al 16,9% de los casos durante 2010-2014.


¿A qué se deben estos cambios tan alarmantes? Los autores atribuyen el incremento de casos severos al aumento de concentración de tetrahidrocannabiol (THC), el componente que da al cannabis sus propiedades eufóricas. Del 2004 a 2014, la concentración de THC en el cannabis disponible en Francia aumentó del 9,3% al 20,7%. Además, la forma más popular de cannabis en Francia es el hachís, la resina altamente concentrada derivada de la planta del cannabis, y que tiene una concentración de THC mayor que la marihuana. La causa de intoxicación era hachís en 169 casos (72%), de los que 33 ocurrieron del 2004 a 2009 y 136 de 2010 a 2014.

Otro factor que se ha relacionado  con una mayor tasa  y gravedad de intoxicación  de los niños es la despenalización del cannabis.  Al menos en Estados Unidos, hay significativamente  un aumento en  los  casos severos en los estados donde el cannabis ha sido legalizado. Al igual que en Francia, donde el cannabis todavía es ilegal, la intoxicación generalmente es resultado de la ingestión, tanto de comida que contiene cannabis o de la resina  que incluso llega a tener formatos y nombres que recuerdan a golosinas, aunque los niños muy pequeños también pueden llegar a intoxicarse por inhalar el humo como fumadores pasivos.


Para saber más:


1.-Claudet I, Mouvier S, Labadie M, et al. Unintentional Cannabis Intoxication in Toddlers. Pediatrics. American Academy of Pediatrics; 2017;140:e20170017. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28808073
2.- Onders B, et al. Marijuana exposure among children younger than six years in the United States. Clin Pediatr (Phila). 2016;55(5): 428–436 . https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26054783
5.- http://www.epilepsiamadrid.com/la-marihuana-¿nuevo-tratamiento-potencial-en-epilepsia/

sábado, 9 de septiembre de 2017

¿Sabías qué es la encefalopatía DNM1?



Los niños nacidos con mutaciones en el gen que codifica la proteína dinamina1 (DNM1) situada en el cromosoma 9 típicamente desarrollan retraso cognitivo y epilepsia refractaria, con eficacia limitada de fármacos antiepilépticos.

La proteína DNM1 es un componente clave en el reciclaje de las vesículas sinápticas y el transporte de neurotransmisores. Las mutaciones en el gen DNM1 producen una proteína anormal, que afecta la endocitosis de vesículas sinápticas.

Aunque las mutaciones en otros genes que se conocen que causan epilepsia, como SCN2A, SCN8A o STXBP1 resultan en un abanico amplio de trastornos, incluyendo epilepsias moderadas y severas e incluso espectros autistas, la mayoría de los pacientes con encefalopatía DNM1 tienen una encefalopatía epiléptica y del desarrollo relativamente homogénea. Poder caracterizar este trastorno desde su mecanismo inicial, como una enfermedad que afecta escisión de la fisión vesicular, que causa una encefalopatía epiléptica refractaria ayudará a formar la base para el desarrollo de terapias dirigidas.

Sus características clínicas han sido recientemente caracterizadas en un estudio con 21 pacientes publicado en la revista Neurology.

Todos los pacientes presentan discapacidad intelectual severa o profunda e hipotonía muscular, y el 75% de los pacientes tiene epilepsia refractaria caracterizada por espasmos infantiles y que frecuentemente evoluciona a síndrome de Lennox-Gastaut. De hecho, variantes patogénicas de DNM1 son responsables de hasta el 2% de pacientes con espasmos infantiles o síndrome de Lennox-Gastaut, y en estudios genéticos a gran escala, las mutaciones de novo en DNM1 han sido identificadas en pacientes con epilepsias infantiles severas. La homogeneidad relativa de pacientes con mutaciones DNM1 es muy llamativa y puede ser una indicación para llevar a cabo tests genéticos especiales.

Un tercio de ellos compartían la misma mutación p.Arg237Trp, que ahora es una de las variantes más recurrentes en encefalopatías epilépticas identificadas hasta la fecha. Su efecto negativo dominante hace que sea una diana potencialmente útil para desarrollar aplicaciones terapéuticas.

Si bien la dieta cetogénica y el tratamiento con benzodiacepinas dio buenos resultados en algunos pacientes, la mayoría desarrolló una epilepsia refractaria al tratamiento que continúa hasta la edad adulta. Esto contrasta con otras epilepsias genéticas, como las encefalopatías SCN2A, KCNQ2 y STXBP1, en las que algunos pacientes muestran una fase de remisión a pesar de las consecuencias en el desarrollo a largo plazo. Sin embargo, durante el curso inicial de epilepsia, pacientes con causas genéticas variadas pueden tener presentaciones clínicas similares.

Cada vez más, las mutaciones en genes que codifican para proteínas de vesículas sinápticas, como DNM1, STXBP1, STX1B y SNAP25, se establecen como causantes de trastornos neurológicos del desarrollo, incluyendo epilepsias (ver el post previo deSTXBP1). En concreto, refuerza la noción de que un reciclaje de vesículas alterado podría ser un causante de epilepsia.

Caracterizar la encefalopatía DNM1 como una condición única que lleva a una encefalopatía epiléptica refractaria ayudará a formar la base para el desarrollo de terapias dirigidas.


Para saber más:


Spiczak von S, et al. DNM1 encephalopathy: A new disease of vesicle fission. Neurology. Lippincott Williams & Wilkins; 2017;89:385–394. http://www.neurology.org/lookup/doi/10.1212/WNL.0000000000004152

sábado, 2 de septiembre de 2017

¿Sabías que…. el peso de la madre puede influir en la probabilidad de desarrollar epilepsia en la infancia?

¿Sabías que…. el peso de la madre puede influir en la probabilidad de desarrollar epilepsia en la infancia?



En los países desarrollados se está produciendo una epidemia de obesidad, y actualmente hasta el 50% de las mujeres embarazadas tienen sobrepeso u obesidad. En este contexto, hay una preocupación creciente por los efectos neurológicos a largo plazo del sobrepeso y la obesidad materna. A pesar de que cada vez hay más evidencia de que el sobrepeso o la obesidad materna podría contribuir al desarrollo de trastornos neuropsiquiátricos, han habido pocas investigaciones sobre la asociación entre obesidad materna y epilepsia infantil.

Una reciente investigación llevada a cabo en Suecia (1) y publicada en la revista JAMA Neurology apunta a que los niños nacidos de madres con sobrepeso u obesidad tienen mayor incidencia de epilepsia que los nacidos de madres con un peso normal, y que el riesgo aumenta proporcionalmente con el grado de obesidad. Los autores siguieron una numerosa cohorte poblacional de casi un millón y medio de recién nacidos en parto único durante 14 años para demostrar un aumento de la incidencia de epilepsia en niños de entre 28 días y 16 años, nacidos de mujeres clasificadas en categorías de índice de masa corporal (IMC), de forma que el riesgo era mayor cuanto mayor era el sobrepeso de la madre. Por ejemplo, para obesidad grado I (IMC 30,0 a <35,0) el aumento de riesgo era tan solo de 1,11 mientras que llegaba a ser casi el doble (1,82) en el caso de obesidad grado III (IMC ≥ 40). Los autores de la misma institución describieron previamente riesgos de tener baja puntuación en el test de Apgar de recién nacidos y una mayor incidencia de crisis neonatales proporcionales al IMC materno, de tal manera que la obesidad grado III cuadruplicó el riesgo de convulsiones neonatales. La mayoría de los niños que desarrollaron epilepsia nacieron a término, pero las tasas de epilepsia aumentaron al disminuir la edad gestacional, que osciló entre 1,7 veces la tasa de recién nacidos moderadamente prematuros (32-36 semanas) hasta casi 5 veces en niños extremadamente prematuros (22-27 semanas). Además, la epilepsia materna se asoció con un riesgo superior a 4 veces para la epilepsia infantil en este estudio, pero no se explicó específicamente por su asociación con el IMC. 

Las causas de las epilepsias no llegan aún a ser esclarecidas en más de un 60% de los pacientes, no se puede establecer una causa clara. Lo que sí han podido esclarecer los investigadores es que el riesgo incrementado de epilepsia en niños con madres con sobrepeso u obesas no se debe a complicaciones del embarazo o neonatales relacionadas con la obesidad. 

Previamente el mismo equipo de investigadores ya concluyó que tener una madre con epilepsia supone un mayor riesgo para la epilepsia infantil. También que las mujeres con epilepsia tienen más probabilidad de tener sobrepeso u obesidad antes del embarazo que las mujeres sin epilepsia, especialmente si toman valproato de sodio o carbamazepina. La lamotrigina en cambio no parecía tener efecto sobre el peso. 

Sin embargo, las complicaciones a las que se enfrenta una madre con epilepsia y una madre con sobrepeso son distintas. Una madre con epilepsia tiene más probabilidad de sufrir ansiedad y síntomas depresivos. A ello se une el efecto de los FAEs, algunos de los cuales pueden aumentar el riesgo de sangrado excesivo, transferencia neonatal a cuidados intensivos y tener un tamaño pequeño para la edad gestacional. 

La obesidad por otro lado es un factor de riesgo para complicaciones como el aborto espontáneo, preeclampsia, diabetes gestacional, infecciones, eventos tromboembólicos y nacimiento por cesárea. Además, los hijos de mujeres con exceso de peso tienen mayores probabilidades de tener anomalías congénitas, ser de gran tamaño y tener que ser transferidos a la unidad de cuidados intensivos neonatales.

La relación entre la incidencia de epilepsia infantil y otras complicaciones es proporcional al índice de masa corporal de la madre ¿pero cómo puede afectar la obesidad de la madre al niño? Tanto la obesidad como el embarazo causan una respuesta inflamatoria. Al unirse ambos factores esto puede resultar en un estado de inflamación crónica que puede crear un ambiente intrauterino anormal, contribuyendo al desarrollo de complicaciones y epilepsia. Además, el entorno materno endocrino y nutricional podría programar cambios en el feto, resultando en la alteración de la regulación del peso y metabolismo más adelante en la vida. 

Dado que las tasas de epilepsia infantil aumentan proporcionalmente con el peso de la madre y que el sobrepeso y la obesidad son modificables, su prevención mediante la restricción calórica y la actividad física debe ser una estrategia importante de salud pública para reducir la incidencia de epilepsia infantil. Aún así, es necesario evaluar mejor el riesgo de epilepsia de inicio temprano en la descendencia de madres obesas con epilepsia para ofrecer una buena monitorización.


Para saber más: 

Razaz, N. et al (2017). Maternal Body Mass Index in Early Pregnancy and Risk of Epilepsy in Offspring. JAMA Neurology, 74(6), 668–9. http://doi.org/10.1001/jamaneurol.2016.6130