lunes, 25 de febrero de 2019

¿Cuál es la carga de enfermedad a nivel mundial atribuida a la epilepsia idiopática?





Las estimaciones de 2015 del Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD, por sus siglas en inglés) sugirieron que la epilepsia contribuye al 0,5% de los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD o DALYs en inglés) debido a todas las enfermedades y lesiones y al 5,0% de DALYs atribuibles a trastornos neurológicos. Sin embargo, estos datos agregados no explican en detalle la carga debida a la epilepsia por edad, sexo, ubicación y estado socioeconómico. Para GBD 2016, un nuevo estudio financiado por la fundación de Bill y Melinda Gates y publicado en Lancet Neurology permite estimar la prevalencia global, regional y específica del país, y los años vividos con discapacidad para la epilepsia activa desde 1990 hasta 2016.
Los autores extrajeron estos datos de 317 estudios sobre prevalencia de la epilepsia, 81 estudios sobre incidencia y 23 estudios sobre la mortalidad.

El informe presenta en este artículo resultados sobre la carga de la epilepsia idiopática activa (es decir, la epilepsia de origen genético o desconocido), explorando la variación por edad, sexo, ubicación y año, así como la asociación entre la carga de la epilepsia y el estado de desarrollo de un país, según lo medido por el Índice Socio-demográfico (IDE), una medida compuesta de ingreso per cápita, educación y fertilidad.

En 2016, hubo 45,9 millones de personas con epilepsia activa (tanto idiopática como epilepsia con causa conocida en todo el mundo. De estas personas, 25 millones tenían epilepsia idiopática activa con una prevalencia de 326,7 por 100.000 habitantes. La prevalencia de la epilepsia activa aumentó con la edad, con picos entre los 5–9 años y en los mayores de 80 años. La prevalencia estandarizada por edad de la epilepsia idiopática activa fue de 329,3 por 100.000 habitantes en hombres y 318,9 por 100.000 habitantes en mujeres. Las tasas mundiales de mortalidad estandarizadas por edad de la epilepsia idiopática fueron de 1,74 por 100.000 habitantes para mujeres y 2,09 por 100.000 habitantes. 

Los AVAD estandarizados por edad fueron 182,6 por 100.000 habitantes para para mujeres y 201,2 por 100.000 habitantes para hombres. Las tasas más altas de DALY en los hombres se debieron a las tasas más altas de años de vida perdidos. Entre 1990 y 2016, hubo un cambio no significativo en la prevalencia estandarizada por edad de la epilepsia idiopática, pero una disminución significativa en las tasas de mortalidad estandarizadas por edad 24,5% y tasas las tasas de DALY estandarizadas por edad 19,4%. Los países de entorno socioeconómico más desfavorecido presentaban una mayor cantidad de años perdidos de vida. Los años de vida calculados que se pierden globalmente son 102,6, siendo solo 76,5 para los países ricos y de 122,5 para los pobres.

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la planificación de los servicios de salud. La disminución en las tasas de mortalidad y de DALYs en pacientes con epilepsia entre 1990 y 2016 es alentadora, pero los cambios variaron según las áreas geográficas y, según los datos disponibles, dentro de los países. Además, los cambios se vincularon con el estado de desarrollo sociodemográfico, que debería impulsar una mayor acción global en áreas económicamente desfavorecidas. El éxito de reducir la carga de la epilepsia idiopática se basa principalmente en el acceso al tratamiento.


Para saber más:
1.Beghi E, et al. Global, regional, and national burden of epilepsy, 19902016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2016. Lancet Neurol. Epub 2019 Feb 13.:1–19.

domingo, 17 de febrero de 2019

Reacciones cutáneas graves asociadas a Fármacos antiepilépticos (FAEs)


Los fármacos antiepilépticos (FAEs) se han asociado a un riesgo significativamente mayor que otras clases de fármacos para producir reacciones cutáneas graves y potencialmente fatales, como el síndrome de Stevens-Johnson (SSJ) y la necrólisis epidérmica tóxica (NET). Los síntomas de estas reacciones adversas en la piel, consisten en erupción cutánea y lesiones similares a ampollas en el tronco y las membranas mucosas acompañadas de fiebre. La mortalidad oscila entre el 5% en el caso de SJS y hasta un 30% con NET.
Pero no todos los FAEs tienen el mismo riesgo, según muestra un nuevo análisis de los datos archivados en el Sistema de información de eventos adversos de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FAERS), publicado recientemente en la revista Epilepsia.
Los investigadores encontraron que los FAEs tenían el mayor número de informes de estas reacciones cutáneas adversas, con casi nueve veces más de riesgo que con otras clases de medicamentos.
Este estudio confirma que la lamotrigina tiene un riesgo relativamente alto de provocar estos efectos secundarios, pero también encontraron que otros tres medicamentos tienen un riesgo relativo aún mayor: zonisamida, rufinamida y clorazepato, y que otros dos medicamentos, fenitoína y carbamazepina, tienen la mitad del riesgo. También se observaron asociaciones significativas para el ácido valproico, eslicarbazepina, oxcarbazepina, clonazepam y levetiracetam. 
La lamotrigina y la carbamazepina tienen advertencias específicas en su ficha técnica sobre estas complicaciones, pero no es habitual para la mayoría de los neurólogos advertir a los pacientes que toman estos otros medicamentos de un riesgo relativamente alto de estas reacciones cutáneas.
Más del 90% de estas reacciones cutáneas se producen dentro de los primeros dos meses del inicio del tratamiento, aunque algunos como el fenobarbital y el ácido valproico han mostrado este tipo de reacciones adversas durante el tratamiento a más largo plazo. Este tipo de reacciones se hace menos probable si se comienza a dosis muy bajas los medicamentos de más riesgo como es el caso de la lamotrigina, en especial en combinación con el valproato. 
A medida que los médicos se dan cuenta de los riesgos potenciales asociados a estos medicamentos, pueden educar a los pacientes sobre estos signos síntomas de las reacciones cutáneas que pueden ser el inicio de un síndrome de Stevens Johnson, y así detectarlo lo antes posible. En cualquier caso, con la presencia de lesiones cutáneas lo mejor es detener la escalada del medicamento hasta comprobar con el médico prescriptor la extensión de las lesiones y la conveniencia de seguir con el medicamento.
Para saber más:
Borrelli, E et al. (2018). Stevens‐Johnson syndrome and toxic epidermal necrolysis with antiepileptic drugs: An analysis of the US Food and Drug Administration Adverse Event Reporting System. Epilepsia, 59(12), 2318–2324.