¿Pueden las estatinas frenar el desarrollo de la epilepsia
vascular tras un infarto cerebral?
El ictus, accidente cerebro vascular o comúnmente llamado
infarto o derrame cerebral, es una causa frecuente de epilepsia en los
ancianos, representando aproximadamente el 45% de las crisis epilépticas
después de los 60 años de edad.
Una reciente investigación realizada en China y publicada en Neurology sugiere que la toma de estatinas
(fármacos usados para bajar el colesterol) después de un accidente cerebrovascular,
especialmente en la fase aguda, podría reducir el riesgo de crisis epilépticas de
inicio temprano y podría prevenir el desarrollo de epilepsia en estos
pacientes.
Las estatinas, usadas típicamente para tratar el colesterol alto
y la aterosclerosis, son eficaces en la prevención primaria y secundaria de la enfermedad
coronaria y el accidente cerebrovascular, y se administran a menudo durante la
fase aguda de estos eventos por el posible efecto neuroprotector de estas
sustancias.
En el estudio publicado de un total de 1.832 pacientes con ictus
estudiados, 63 (3,4%) pacientes tenían crisis epilépticas de inicio temprano tras
el ictus y 91 (5%) pacientes desarrollaron crisis repetidas de forma crónica
(epilepsia de origen vascular). En 63 pacientes que presentaron crisis
epilépticas de inicio temprano, el uso de estatinas se asoció con un menor
riesgo de desarrollar epilepsia vascular (OR 0.34, IC del 95%: 0,13 – 0,88, p=
0,026).
Contrariamente a lo que podría esperarse el estudio no demostró
un efecto de las estatinas para reducir el riesgo global de epilepsia vascular
en todos
los pacientes con accidente cerebrovascular, pero el riesgo de epilepsia sí se
redujo significativamente entre los pacientes que habían tenido una crisis
epiléptica en el periodo inicial. Estos son los pacientes que tienen el mayor
riesgo para desarrollar nuevas crisis. La incidencia de epilepsia vascular
entre los pacientes con crisis en el periodo inicial fue del 31,7%, mientras
que la incidencia de la epilepsia entre los que no tuvieron una crisis en el
periodo inicial fue sólo de 4%. Mientras que entre los pacientes sin crisis
epilépticas, el 77,6% tomaban estatinas, tan sólo el 52,4% de los pacientes con
crisis epilépticas utilizaba estos fármacos, diferencia significativa incluso
después de ajustar para factores potenciales de confusión.
Entre los posibles mecanismos de acción de las estatinas frente
al desarrollo de crisis epilépticas figuran una disminución en la transmisión sináptica
glutamatérgica, reducción del volumen del infarto cerebral por efectos
antiinflamatorios y antioxidantes, inhibición de la muerte de las células
neuronales y disminución de la permeabilidad de la barrera hemato-encefálica y
la inflamación del cerebro.
Los resultados de este estudio son muy prometedores, pero su
diseño presenta importantes limitaciones, sobre todo en que no se trata de un
ensayo aleatorizado, sino un estudio observacional. En estas condiciones
resulta difícil excluir potenciales variables que induzcan a confusión, como
posibles diferencias no controladas entre aquellos que desarrollaron una crisis
en el periodo agudo y quienes no, o las diferencias en la probabilidad de
recibir estatina o no.
No obstante, y a pesar de estas limitaciones, la buena noticia
es que, de confirmarse estos resultados en estudios posteriores más robustos,
serían la primera demostración de alteración del desarrollo de epilepsia o epileptogénesis
en una población clínica humana, tras múltiples intentos fallidos en la
epilepsia postraumática.
Referencias:
Guo, J., Guo, J., Li, J., Zhou, M., Qin, F., Zhang, S., et al. (2015).
Statin treatment reduces the risk of poststroke seizures. Neurology, 1–8.
Siniscalchi, A., & Mintzer, S. (2015). Statins for
poststroke seizures: The first antiepileptogenic agent? Neurology, 1–3.
http://doi.org/10.1212/WNL.0000000000001878
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